Amberes: Una ciudad para enamorarte

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Escrita por: Nadia

Hay dos ciudades que me han robado el corazón. Una es Nueva York y la otra es Amberes. Ambas son muy diferentes, la verdad, y mi sentimiento hacia ellas, aunque intenso en ambos casos, también es diferente. Amberes es como ese ex por el que todavía sientes algo y Nueva York es más como un amor platónico, o crush, como dicen ahora. Supongo que esto es así porque en Amberes he vivido dos años maravillosos pero la he dejado atrás y en Nueva York no he llegado a vivir más de un mes a pesar de que desearía pasarme años allí.

Te hablaré largo y tendido de mi relación de amor con Nueva York, pero esta entrada es enterita para Amberes y es bastante personal. Te voy a contar por qué me enamoré de ella, de su gente y por qué es tan especial para mí.

Yo me licencié en Traducción e Interpretación y tuve la suerte de poder estudiar dos cursos completos de la carrera en Amberes gracias a un programa de intercambio. Me costó mucho conseguir la beca, pero tras mucho papeleo, por fin me la concedieron.

Me iba completamente sola y no conocía a nadie. Para más sufrimiento, la gente me decía que los belgas eran muy cerrados y que me costaría hacer amistades, que mejor me juntase con españoles.

Nada que ver. Desde el primer día, los belgas me acogieron con los brazos abiertos. Conocí a un montón de gente en la universidad y la verdad es que son muy amables, simpáticos, atentos y siempre están con una sonrisa en la cara. Me sacaban de fiesta, de cena, a tomar algo, de paseo…

En esos dos años, aparecieron en mi vida personas maravillosas y la relación de amistad se mantiene en el tiempo y en la distancia. Hace ocho años que abandoné esta maravillosa ciudad, pero vuelvo una vez al año o cada dos años porque una parte de mi corazón se ha quedado allí. Y siempre que vuelvo, aviso a mis amigos y pasamos una tarde juntos. En serio, los belgas son maravillosos y además, muy educados, elegantes y civilizados. Aprendí mucho de ellos.

Pero no solo me junté con belgas. Allí conocí a algunos españoles con los que también pasé momentos maravillosos. En concreto, una madrileña igual de loquita y aventurera que yo y que se ha quedado en mi vida para siempre.

En cuanto a la vida nocturna, Amberes no se queda atrás. De día es vibrante, pero de noche las pulsaciones de la ciudad se aceleran con sus terrazas, discotecas, bares y festivales. Y no solo en fin de semana. Un martes por la noche, las terrazas están igual de llenas que un viernes, incluso con nieve. Y en verano, la gente se echa a la calle y si no hay sitio en las terrazas, se llevan su botella de vino y su picnic a la orilla del río al atardecer. Es mágico.

Otro de los motivos por los que me enamoró la ciudad es por su arquitectura. Las casas, las plazas las catedrales… E incluso la estación de tren. Todo parece sacado de un cuento de hadas, hay hasta un castillo en medio de la ciudad.

Pero yo creo que el flechazo definitivo fue cuando llegó la Navidad a Amberes. Yo soy una loca de la Navidad y me emociono ya cuando ponen cuatro luces por la calle en España. No os podéis imaginar mi cara al ver el mercadillo de Navidad de Amberes. Es como vivir en Villaquien. Luces, puestos, una noria, pista de patinaje sobre hielo, más luces, gente, más luces… Recomiendo visitar Amberes en Navidad al menos una vez en la vida.

Y en cuanto a la gastronomía… Esos gofres, esos mejillones, los quesos, los vinos, las patatas fritas… ¡EL CHOCOLATE! Madre mía…

¿Sabes? Hay tanto que contarte de Amberes que se nos ha ocurrido una idea: Vamos a crear dos guías de la ciudad. Rodri escribirá una orientada a turistas, con todo lo imprescindible para que tu viaje a Amberes sea inolvidable y yo escribiré otra más en profundidad orientada a estudiantes o personas que se vayan a vivir allí. ¿Qué te parece?

¡Tenemos la guía de viaje lista! Puedes leerla aquí. Si quieres que te avisemos cuando esté lista la otra, suscríbete al blog y así no te perderás nada.

¡Que el espíritu viajero te acompañe!