Mix

Ruta: La Seimeira

Escrita por: Nadia

Una de las rutas que más nos gustan de Asturias es la Ruta de la Seimeira, en Santa Eulalia de Oscos. Discurre entre bosques verdes de cuento siguiendo el curso de un río para terminar en una imponente cascada. Es una ruta poco conocida y de nivel fácil, así que puede hacerla toda la familia, siempre y cuando tengáis un mínimo de forma física y podáis caminar bien. Además, para los más atrevidos existe un camino complementario para añadir algunos kilómetros más a la ruta y explorar una aldea con unos tejos milenarios. ¿Nos acompañáis a descubrir los encantos de esta ruta?

DATOS DE INTERÉS

  • Nombre: Ruta de la Seimeira
  • Localización: Pumares (Santa Eulalia de Oscos)
  • Dificultad: Fácil
  • Formato: Ida y vuelta
  • Distancia: 7 kilómetros en total
  • Tiempo aproximado: 2 horas y media (ida y vuelta)
  • Camino complementario: 3 kilómetros más

LOCALIZACIÓN

La ruta suele comenzar en el área recreativa de Pumares, pero nosotros empezamos la ruta desde la aldea de Pumares directamente (es decir, nos saltamos los 200 primeros metros). Podéis aparcar el coche antes de entrar al puente. La aldea de por sí es digna de visitar, a nosotros nos parece preciosa. Todas las casas están impecablemente cuidadas y tiene mucho encanto. Además, toda la zona de Los Oscos es preciosa y hay muchísimas cosas que ver y visitar, así que si vais a hacer esta ruta, planificad también alguna otra visita o incluso pasad una noche en Los Oscos.

Si seguís a pie la carretera que va al lado del río Agüera, veréis que os adentráis poco a poco en un bosque en un camino ascendente. En esta parte os encontraréis con molinos de agua abandonados, antiguas construcciones. También hay corripas, antiguas construcciones que servían para almacenar castañas.

Más adelante, después de una subida un poco más empinada, llegamos a la aldea abandonada  de Acandeira, ya totalmente comida por la naturaleza. Sin embargo, aún se conservan las estructuras de algunas casas y es posible entrar en ellas.

Subimos un poquito más y se va allanando el camino, incluso hay alguna bajada para volver al cauce del río. Estamos ahora en el Valle del Desterrado. Suena imponente, ¿verdad? Se llama así por una leyenda de la zona. Podéis leerla en un cartel allí mismo, que la cuentan perfectamente. Pero si no podéis esperar y os pica la curiosidad, aquí os la dejamos.

En este valle encontraréis un área recreativa perfecta para pararse a descansar y a comer para reponer fuerzas. Si bien es cierto que nosotros solemos huir de las áreas recreativas porque preferimos comer en algún rinconcito bonito y apartado.

Seguimos caminando y vemos una bifurcación. El camino de la derecha nos lleva a la cascada de la Seimeira, nuestro objetivo principal. El de la izquierda es el camino complementario del que os habíamos hablado. Lleva a Busqueimado, una aldea de muy pocos habitantes (7, si no recuerdo mal) que tiene un tesoro: unos tejos de hace 600 años. Por supuesto, nosotros no nos queríamos quedar sin visitar la aldea y los tejos, pero preferimos hacerlo a la vuelta. Así que seguimos por la derecha hacia la cascada.

Desde esa bifurcación quedan solo 300 metros para llegar a la Seimeira. Un poco de subida, un poco de bajada… ¡Ya se escucha el agua de la cascada! Saltamos de piedra en piedra ¡y ya la vemos! Preciosa, imponente y majestuosa. Una maravilla y un premio para la vista. Hay una roca que no nos deja acercarnos mucho, pero podéis acercaros si la “escaláis”. Está en bajada, así que tened cuidado, pero se puede hacer. De hecho, la foto está sacada desde encima de esa roca. Nosotros comimos ahí, a pie de la cascada.

Una vez hayáis hecho mil fotos, es hora de volver. Pero antes, os recomendamos coger un desvío de subida que hay ahí mismo (a pocos metros de llegar a la cascada) que sube y te acerca más todavía a ella. Además, te da otra panorámica de la misma, ya que al estar en curva, desde abajo no se ve entera.

Ahora sí, toca bajar y volver. Como os hemos dicho, nosotros decidimos desviarnos hacia Busqueimado para visitar la aldea y los tejos. Eso añade 3 kilómetros más a la ruta. Es un camino lineal, desde el cruce Busqueimado queda a un kilómetro y medio. Eso sí, en subida tooooodo el tiempo. Así que si estáis muy cansados o si vais con peques, quizás mejor saltarse esta parte.

Si os sentís con fuerzas, la recompensa merece la pena. Os aconsejamos llevar pantalón largo, pues en esta parte el camino no es amplio y te rozas con pinchos, zarzas y demás. Tras ese kilómetro y medio de subida infinita, llegamos a Busqueimado y vemos perfectamente indicada la ermita y los tejos. Nosotros estábamos solos, así que nos sentamos un ratito delante de los tejos a descansar y a disfrutar de esa soledad y paz.

Tras sacar fotos y descansar un poco, empezamos a bajar por donde hemos venido. Toca volver a casa. Desandamos todo lo que hemos andado y volvemos a la aldea de Pumares, después de haber visto y vivido cosas maravillosas. ¡Muy recomendable!

Como veis, es una ruta que merece la pena, cortita, relativamente fácil y con unos paisajes que os dejarán con la boca abierta. ¿Os animáis a hacerla? Nos encantaría saber qué os ha parecido.